Mucho ha dado que hablar el
discurso pronunciado por la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, en la
presentación ante el COI de las bondades de la capital de España. Causó mucha
risa, parece ser, entre los periodistas extranjeros en esa sala habilitada para
tal presentación en Buenos Aires, y parece que también avergonzó algo a muchos
españoles. Sabemos que nos es fácil hablar en otro idioma, y menos en público
cuando no tienes costumbre. Éste no fue el caso del presidente de la Comunidad
de Madrid, del príncipe Felipe o Pau Gassol.
Pero volviendo a la alcaldesa más
famosa de España por su “relaxing cup of café con leche”, me gustaría, a pesar
de todo hacer una lectura positiva de su sobreactuación ante el COI. La verdad
es que no sé cómo lo habría hecho yo, y hemos de pensar siempre en cómo lo
podríamos haber hecho nosotros. Sobre todo si tenemos en cuenta la presión que
conlleva de por sí un acto de este tipo. Pero también debemos pensar que son
los políticos, o al menos de los grandes ciudades –tampoco está de más en las
pequeñas o en cualquier pueblo de nuestro país_ los que deberían de estar
preparados para cualquier circunstancia y sacar mejores notas a la hora de
hablar un idioma que no sea materno. Si otros españoles lo han conseguido, no
entiendo por qué un político de este nivel no se ha tomado gran interés en
aprender otra lengua; cuestión que debería de haber empezado hace tiempo,
tomando el ejemplo de su famoso marido el ex presidente Aznar.
Los españoles, en muchos casos,
aunque se está mejorando, tenemos grandes dificultades en hablar otro idioma.
El desinterés o el pensamiento de que el español ya lo hablan muchos millones
de personas hace desistir a algunos en este proceso. Queremos que todos los
centros de enseñanza sean bilingües para poder movernos más allá de nuestras
fronteras y que nuestros hijos lo hagan mejor que nosotros. Saber otro idioma,
o al menos chapurrearlo ayuda mucho, créanme. Te abre muchas puertas; no por
cuestiones laborales sólo, sino por una cuestión de entendimiento y apertura
mental.
Si nos centramos más en el
discurso de la alcaldesa, pronunciado de manera impecable para unos, y de
manera macarrónica y exagerada para otros, podremos llegar hasta el meollo de
todo. Ana Botella pronunció un discurso escrito por otro, un tal Terrence
Burns, que dedicado siempre a estas lides olímpicas, se ha llevado sus buenos
machacantes por un texto que roza la cursilería y que utiliza ciertos tópicos
sobre España y sobre Madrid.
Burns dice que el culpable del
discurso es él y sólo él, y que a él le pareció “adorable” la presentación de
la alcaldesa. No podemos negar el esfuerzo realizado por los miembros que han
trabajado por la consecución de Madrid 2020, aunque a la vista del resultado,
podemos decir que ha significado una apuesta demasiado cara para todos los
españoles: para los que los querían Madrid 2020 y para los que pensaban que en
España hacen falta otro tipo de inversiones, o mejor, otro tipo de pensamiento
que no nos conduzca a la eliminación de todo lo público.
Pero continúo con Terrence Burns,
que en una entrevista publicada en ‘Vanity Fair’ indica cosas como: “dejen de
buscar un culpable y sigan avanzando”; “Estuvimos excepcionales y ella estuvo
excelente”; o “La expresión relaxing cup of café con leche fue idea mía”; “Los
discursos y las presentaciones se diseñan y escriben para una audiencia
específica”. Y, precisamente, en esto estoy completamente de acuerdo; ¿Pensó Terence
que una audiencia como la del COI tiene vibraría con ese “relaxig cup of café
con leche”? Pues ya ver que no. Burns. Usted es el autor de una frase que
permanecerá durante algún tiempo en la mente de todos. Bravo por usted que ha
acuñado una frase genial en spanglish y que seguro será motivo de camisetas,
que servirá para nombre de peñas de amigos, o incluso de algún grupo musical.
Esto es lo genial. Que del ridículo, los españoles sacamos gran rédito. Durante
el discurso de la alcaldesa, ardían las redes sociales y eran un mar de ingenio
español elevado a la enésima potencia.
Lo peor, creo, y seguro que hay
otras opiniones, es la ‘pasta’ que se ha llevado Terrence a su país por
escribir este texto que tampoco creo que se ajuste a la realidad de un madrileño
nacido o adoptado, o de algún turista que despistado siempre hace lo que la
guía de viajes le indica en cada momento. “Terrence, hijo, en Madrid se toma
café con leche en caña’s glass y pincho de potatoes tortilla. Y eso, sí que lo
sabe un madrileño”, digo.
En fin, amigos del vaso de café
con leche en vaso de caña, creo que deberíamos de montar una plataforma
ciudadana por esta forma de entender la hora del café. ¿Un café en vaso de
caña? Os espero. Os apunto un par de etiquetas para Twitter: #Tortilladepatatas
#caféconlechenvasodecaña.
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